El ‘Camión Anaya’, de
los guantes a guía turística
Por: Andrea Suárez
El tiempo de vida activo de un deportista puede ser tan
efímero y fugaz como duradero. Desde 1983 calzó los guantes y se convirtió
en el ganador de tres títulos nacionales para el Magdalena. Hoy por hoy,
combate en las playas de Santa Marta, el
escenario más difícil: la vida.
Oriundo
de El Copey, Cesar, Diosmel de Jesús Anaya fue
cautivado por los guantes y el cuadrilátero desde temprana edad al ver los enfrentamientos de la insignia del boxeo
colombiano, Antonio Cervantes Reyes más conocido como Kid Pambelé, quien en sus
inicios no prometía ser un deportista de alta trascendencia.
Al ver el rostro del expugilista llegan a la mente imágenes
relacionadas de otros boxeadores. De sus fuertes facciones, su cabello “rústico”,
en su cuerpo ligeramente hay huellas del buen estado muscular que tenía, se deduce el aspecto propio de aquellos, para
quienes un segundo y un buen movimiento representa la victoria.
En cada una de sus disputas seducía y descrestaba al público
y con sus audaces movimientos y fijos
puños arrasaba con su contrincante, por lo que Diosmel de Jesús fue reconocido
nacionalmente como ‘el Camión’ Anaya.
Diosmel, con toda la confianza depositada en él, hizo su
debut representando al Magdalena en los Juegos Nacionales de la época,
realizados en San Andrés Islas. Logró el segundo lugar, obteniendo la medalla
de plata para el departamento, lo que lo impulsó a cosechar trofeos en la
categoría de aficionados.
Fue así como el panorama del boxeo, desde los ojos de Anaya,
se vislumbró como una oportunidad para tener mejor calidad de vida. En medio de
cada combate buscaba como perfeccionar su estilo y táctica para ser uno de los
mejores, y ejemplo para los futuros deportistas. En 1988, disputó su primer
triunfo nacional con Ulises Mosquera.
A lo largo de ocho años, en los que participó en la categoría,
fue ganador de tres títulos en
diferentes campeonatos nacionales. Ser el mejor era su misión y por fortuna lo logró en su período como boxeador
tanto de aficionado como profesional, al pasar de categoría obtuvo el título interamericano e iberoamericano del
boxeo.
Alejado de los cuadriláteros, hoy no son los guantes los que defienden
al “Camión” sino la labia con la que día a día, y a cualquier hora, recorre las
playas de Santa Marta como guía turístico, y son la amabilidad y disponibilidad
sus herramientas para enfrentar sus obstáculos diarios.
La
vida se convierte en algo más que fama y reconocimiento, cada día representa,
para él y su familia, un nuevo round, un round en el que transportar más y más
pasajeros representa su dinero y mediana estabilidad, lo que al final de cuenta
se ha convertido en su salvavidas y comodín de su subsistencia.
Así como en Colombia prima la inversión en algunos deportes y
en otros es poca o nula, Diosmel sin
respaldo ni patrocinio de las entidades deportivas no ha logrado seguir con el deporte de las narices chatas
como entrenador local, pero su espíritu de maestro persiste cada vez más al
conocer nuevas promesas del boxeo samario,
se imagina como el guía que puede llevar, a través de otros, a lo que él nunca
tocó, la gran cima de la fama como Kid Pambelé quien hace parte de la esencia
con la que Anaya se formó cómo boxeador.
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