lunes, 24 de noviembre de 2014

Suárez Andrea, Crónica sobre un deportista




El ‘Camión Anaya’, de los guantes a guía turística

Por: Andrea Suárez

El tiempo de vida activo de un deportista puede ser tan efímero y fugaz como duradero. Desde 1983 calzó los guantes y se convirtió en el ganador de tres títulos nacionales para el Magdalena. Hoy por hoy, combate en las playas de Santa Marta,  el escenario más difícil: la vida.

Oriundo de El Copey, Cesar, Diosmel de Jesús Anaya fue cautivado por los guantes y el cuadrilátero desde temprana edad al ver los enfrentamientos de la insignia del boxeo colombiano, Antonio Cervantes Reyes más conocido como Kid Pambelé, quien en sus inicios no prometía ser un deportista de alta trascendencia.

Al ver el rostro del expugilista llegan a la mente imágenes relacionadas de otros boxeadores. De sus fuertes facciones, su cabello “rústico”, en su cuerpo ligeramente hay huellas del buen estado muscular que tenía,  se deduce el aspecto propio de aquellos, para quienes un segundo y un buen movimiento representa la victoria.

En cada una de sus disputas seducía y descrestaba al público y  con sus audaces movimientos y fijos puños arrasaba con su contrincante, por lo que Diosmel de Jesús fue reconocido nacionalmente como ‘el Camión’ Anaya.

Diosmel, con toda la confianza depositada en él, hizo su debut representando al Magdalena en los Juegos Nacionales de la época, realizados en San Andrés Islas. Logró el segundo lugar, obteniendo la medalla de plata para el departamento, lo que lo impulsó a cosechar trofeos en la categoría de aficionados.

Fue así como el panorama del boxeo, desde los ojos de Anaya, se vislumbró como una oportunidad para tener mejor calidad de vida. En medio de cada combate buscaba como perfeccionar su estilo y táctica para ser uno de los mejores, y ejemplo para los futuros deportistas. En 1988, disputó su primer triunfo nacional con Ulises Mosquera.

A lo largo de ocho años, en los que participó en la categoría, fue  ganador de tres títulos en diferentes campeonatos nacionales. Ser el mejor era su misión y por  fortuna lo logró en su período como boxeador tanto de aficionado como profesional, al pasar de categoría obtuvo  el título interamericano e iberoamericano del boxeo.

Alejado de los cuadriláteros, hoy no son los guantes los que defienden al “Camión” sino la labia con la que día a día, y a cualquier hora, recorre las playas de Santa Marta como guía turístico, y son la amabilidad y disponibilidad sus herramientas para enfrentar sus obstáculos diarios.

La vida se convierte en algo más que fama y reconocimiento, cada día representa,  para él y su familia, un nuevo  round, un round en el que transportar más y más pasajeros representa su dinero y mediana estabilidad, lo que al final de cuenta se ha convertido en su salvavidas y comodín de su subsistencia.

Así como en Colombia prima la inversión en algunos deportes y en otros es  poca o nula, Diosmel sin respaldo ni patrocinio de las entidades deportivas no ha logrado  seguir con el deporte de las narices chatas como entrenador local, pero su espíritu de maestro persiste cada vez más al conocer nuevas promesas del boxeo   samario, se imagina como el guía que puede llevar, a través de otros, a lo que él nunca tocó, la gran cima de la fama como Kid Pambelé quien hace parte de la esencia con la que Anaya se formó cómo boxeador.

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