Marketing jugoso en el Rodadero
Por: Dayana Pinto
Miguel Ángel Monsalve Villareal, 61 años
de edad, de piel blanca, una estatura de 1,58 de altura, un poco robusto, con
un rostro lleno de algunas canas y una personalidad muy agradable.
En las playas de El Rodadero trabaja
un hombre muy carismático, que muchos conocen y tratan con alegría, ya que este
se encarga de refres
car a todos los ciudadanos que van a estas, pero muy pocos
conocen la historia de este hombre que día a día se levanta a las 5:30 de la
mañana para ordenar su puesto.
Miguel Ángel lleva 24 años vendiendo bebidas,
8 años ambulante y 18 establecido. Cuando apenas tenía 17 años de edad, buscó
su primer trabajo debido a que no viene de una familia con muchos recursos
económicos, fue muy difícil porque estaba muy joven y pues las puertas no se
abren tan fácil.
Pero, nada impidió que saliera
adelante, “gracias a lo que reuní trabajando pude estudiar en el SENA
Administración de Empresas, hice un curso de inglés y además estudié hotelería
y turismo, todo este me ayudó mucho. Cuando terminé todos mis estudios, salí en
busca de un mejor trabajo, pero nada pasó como me lo imaginaba”, contaba Miguel
Ángel.
“Con el pasar del tiempo me daba
cuenta que las cosas no cambiaban y decidí dejar mi ciudad natal, Medellín,
para ir en busca de mejores oportunidades; cierto día un amigo me comentó que
si quería trabajar con él en Santa Marta y pues la verdad le dije que sí,
emprendí mi viaje a esa bella ciudad sin saber lo que me esperaba. Al llegar me
robaron todas las pocas cosa de valor que tenía”, manifestó como una anécdota.
“Pero nada de eso me impidió lograr mi
objetivo, que era salir adelante y ser una mejor persona. Un día decidí salir a
vender bebidas en la calle sin importar nada, solo quería ganar un poco de
dinero para comer algo. Era tan caliente el sol que hacía que rápidamente me
deshidratara de tanto caminar, pero nada me impidió seguir trabajando”, añadió
a su relato.
“Un día decidí establecerme en un
puesto fijo, ya que me di cuenta que resultaría mejor, decidí ubicarme en las
playas del Rodadero, y explotar todos mis conocimientos de turismo que tenía,
ya que la mayoría de las personas que me compraban las bebidas eran
extranjeras, y no conocían bien la ciudad”, seguía contando Miguel.
“El negocio estaba prosperando y las
cosas estaban saliendo muy bien. Un día salí a conocer un poco de la vida
nocturna de la ciudad, y vi a la mujer que para mi parecer es la más bella que
he visto, su nombre es María Doris Carvajal Benavides. Apenas la vi, me flechó,
mejor dicho fue amor a primera vista”, contó emocionado.
Además, Miguel seguía contando sus
anécdotas, diciendo que “Pasaron los días y decidí buscarla, ella trabajaba en
un restaurante muy reconocido en la ciudad. La invité a salir, con el temor que
me dijera que no pero decidí arriesgarme, y para mi sorpresa ella aceptó. Fue
un momento muy feliz para mí, la llevé a bailar ya que ese día que la conocí me
di cuenta que le gustaba bailar”.
Su historia de amor continuaba… “Pasado
el tiempo le pregunté a María que si quería vivir conmigo, ya que no quería
perderla por nada del mundo. Ella aceptó sin pensarlo, nos fuimos a vivir en una pieza que yo había
rentado, no era tan grande pero sí lo suficiente para los dos. A los dos años
de estar viviendo juntos quedó embarazada de mi primer hijo Bryan David
Monsalve; estaba muy feliz porque los dos deseábamos tener hijos”.
“Esto me animó a trabajar más duro,
pasamos por muchos problemas, me habían quitado la licencia para trabajar y mi
mujer era la única que trabajaba mientras yo cuidaba a mi hijo. Esto me tenía
muy desesperado ya que no era hombre de estar sin hacer nada, decidí hacer todo
lo posible para que me devolvieran mi licencia y lo logré”.
“Así fue pasando los años y las cosas
mejoraban. Ya mi hijo tenía siete años de edad, y decidimos ir en busca de la
niña y lo logramos. Tuvimos a Laura Vanessa, ella fue una luz para nosotros”.
“Hoy día mi hijo tiene 18 y mi hija
12, él está estudiando en la escuela de policía y ella están en décimo grado. Le
agradezco a Dios por todas la pruebas que nos puso porque gracias a eso hoy le
podré pagar a mis hijos sus estudios universitarios y tenemos nuestra propia
casita”.
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