jueves, 20 de noviembre de 2014

Ortiz Olga, Crónica a un personaje


“El poder debe estar en manos del pueblo” dijo Barón

Por: Olga Ortiz Barón

Un hombre ya bastante agotado y acabado por los años, siempre ha llevado muy en alto esa lealtad y ese respeto por el difunto mandatario venezolano, Hugo Chávez Frías, y con esto ha dejado siempre en alto su ideología; fundamentada en los postulados marxistas de donde este hombre se basa para impartir sus ideas. 

¿Quién es este personaje? Un viejo de 76 años, de estatura mediana, flaco, con arrugas en su pecho, brazos y cara. De ojos claros, color verde aceituna. Con el pelo bañado en abundantes canas, un bigote y una barba que con el pasar del tiempo, la deja crecer hasta llegar a parecerse al propio Fidel Castro.

Un hombre que con el paso del tiempo ha expresado sus ideologías, revolucionarias se podrían llamar, pero que para él se fundamentan como un estilo de vida. Conocido por muchos, Rafael Barón, siempre ha dejado en alto todo el gran respeto y estimación que le ha guardado a través de los años, no solo a un movimiento revolucionario, ni tampoco a unas ideas político – económicas, sino a una “gran filosofía de vida” como el mismo la llama.


Desde que es joven, Rafael ha demostrado sus preferencias ideológicas, muy opuestas a las de su Padre, Carlos Barón, que por su parte fue un conservador sujeto a un pensamiento que exaltaba la tradición, el individualismo y la libertad.

Un pensamiento bastante opuesto a lo que ha pensado Rafael a lo largo de su vida, puesto que para él, el poder que ahora y que a lo largo de los años ha estado en mano de unos “aristócratas” solo se ha servido para llevar a cabo una manipulación de capital que únicamente le pertenece al pueblo.

Y es así como Rafael Barón basa su ideología socialista, para él “el Estado debería funcionar así, que sea el pueblo quien tenga el poder en sus manos, así como Chávez lo hizo con Venezuela durante sus años de gobierno, él les daba todo”

Su pensamiento revolucionario lo llevó a participar de las milicias de nuestro ex presidente, el General Gustavo Rojas Pinilla, otro de sus grandes ídolos, puesto que Rafael vio en él aquella figura que llegó al poder a imponer sus pensamientos en medio de la hegemonía Liberal y Conservadora que ha marcado la historia política de Colombia, ciertas ideas de las que él era un fiel seguidor.

En las tardes, Rafael se sienta en la terraza de su casa, con un cigarrillo encendido y una taza de café bastante cargado, a “filosofar sobre la vida”, mientras emite discursos al mejor estilo de Gaitán, los cuales están reflejados por ser una crítica al modelo uribista que se ha implementado en Colombia durante los últimos años.

Rafael Barón le manda a preguntar al Presidente de la República si él se recortaría el sueldo, de la misma manera como lo hacen con el resto del país.

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