jueves, 27 de noviembre de 2014

Musso Jairo, Crónica sobre partido de fútbol, un concierto o una tarde en un hospital


De Santa Marta para el mundo

Una noche mágica en la perla de Colombia

Por: Jairo Musso

“Guardo mil canciones en un cofre de papel, amores que no vuelven otra vez”  Esa fue la melodía que se escuchó y dio inicio al esplendoroso concierto que llenaría de orgullo a todos los samarios.

Desde las 5 de la tarde se veían personas llegando  al evento, ansiosos de ver a Carlos Vives, el cantante de Santa Marta con más trascendencia musical en nuestra historia, un embajador cultural en todo Latinoamérica y reconocido por su espectacular carrera artística como actor, cantante y autor.

Cuenta muy emocionada la estudiante de 19 años de edad Madel Cuza que a las 8 de la noche ya había miles de personas adornando la playa de los cocos, eufóricos y alegres como se les caracteriza a los costeños, sin dejar de lado a los desordenados que atraerían problemas en la entrada que tarde o temprano iba a terminar en un caos.

Empezaron las presentaciones, todo el público a la expectativa, Madel y sus amigas estaban bailando, cantando, gozando pero guardando fuerzas para el evento principal. Cada vez más lleno, no paraba de llegar gente, era impresionante, parecía que toda la ciudad estuviera presente en ese pequeño espacio, cuando de repente, un silencio en la tarima se toma toda la atención, ya todos lo veían venir.

Baja un grande corazón rojo, las luces ayudando al impacto que causaba este show, las personas con sólo ver el corazón ya gritaban con locura, ya sabían que estaba dando inicio al tan esperado concierto de Carlos Vives y su gira con su nuevo álbum musical “Corazón Profundo”.  Cuando  de repente del interior del corazón sale el artista, ‘el gallito Ramírez’, ‘Escalona’, como muchos en una época así lo distinguían. Por fin estab presente y todos los veían. De aquel silencio no quedaba nada, las personas que habían entrado con boleta general en medio de la emoción se volaron las vallas, las tumbaron, no habían control de seguridad que los detuviera, ellos querían verlo más de cerca.

Inicia con la canción llamada “mil canciones”. Describe Madel que simultáneamente con la canción los policías aún corrían detrás de los infractores que a final se saldrían con la suya y estarían todos reunidos en el mismo sitio sin divisiones de platino, vip o general.

Todos cantaban sus canciones a tono alto y con orgullo, ni qué decir cuando continuó con “El mar de sus ojos”. En la tarima Carlos era el rey, allá abajo se veía toda una ciudad amándolo como tal, mujeres llorando, sentimientos fuertes provocados por la emoción y las grandiosas letras que llevan sus canciones.

Para cerrar con broche de oro y desatar ya por último toda la euforia y las últimas fuerzas de la cansada pero insaciable gente, se escuchó esa canción que es como un lema en Santa Marta “Pitán, pitán”. Las personas desbordadas de locura, amor propio, amor por el Unión Magdalena, amor por la ciudad que ya casi no se veía, saltaban, casi agonizando pero con alegría, las mayorías empapadas de sudor, con dolores en las piernas pero felices. Ya el concierto iba a terminar.

“Corazón Profundo” llegó a su final. La multitud inundaba las calles caminando y todos hablando de lo espectacular que fue; no hubo quejas, se olvidaron los problemas que en esos días agobiaban la ciudad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario