La perla recibe a su hijo entre un mar de aplausos
Después de varios años sin lanzar un nuevo disco y sin presentarse en la localidad, vuelve el hijo dorado de Santa Marta con una nueva producción llena de sentimiento que puso a vibrar a la comunidad samaria.
Por: Adalberto Martínez
El día empezó algo nublado,
nadie sabía la hora exacta para el ingreso a la playa ‘los cocos’; lugar que
alojaría a más de mil quinientos samarios. La mayoría de personas que tenían la
boleta platino sabían que su hora de entrada definía la cercanía a la tarima,
motivo por el cual se veían grupos de personas en la playa desde temprano,
pendientes a cualquier movimiento en falso que dieran los encargados de las
entradas.
El sol apareció de la nada,
su llegada fue un alivio para los organizadores, quienes de seguro pensaban en
lo engorroso que sería tener a los espectadores alrededor de tres horas bajo la
lluvia. Mientras la tarde avanzaba y se hacia la prueba de sonido, los
fanáticos podían sentir esa electricidad que se siente en el aire cuando se
sabe que algo grande viene en camino.
El atardecer del sábado 27
de septiembre fue como de película, mientras terminaban de dar los últimos
arreglos a la tarima y su puesta en escena (luces, escenografía, pantallas
led.) la música de nuestra tierra sonaba a todo timbal, el sol daba uno de sus
espectáculos rutinarios que por falta de tiempo y de inspiración ignoramos. El
morado, el rojo y el fucsia se mesclaban en una sola paleta de colores, el sol
con un tono anaranjado resaltaba en su lugar e iluminaba el horizonte del mar.
Finalmente a eso de las seis
y cuarenta comienzan a dar señales de que abran las barandas, las personas
comienzan a acumularse y desesperarse por el arrume en el que se encuentran,
luego de veinte minutos de estar esperando en la entrada, los vigilantes dan
paso para entrar. Ahí empezó la carrera por los mejores puestos, todos parecían
atletas sacados directamente de las olimpiadas.
Las personas no dejan de
ingresar, el lugar empieza verse lleno a eso de las ocho y media. Las personas
con apartamento en la playa de ‘los cocos’, tienen un palco privado donde
podían disfrutar el espectáculo sin molestia alguna.
Camila Orozco, es una joven estudiante de la institución educativa distrital Jesús Espeleta Fajardo, ella al igual que muchos samarios obtuvieron la boleta general que regalaron las distintas entidades educativas y gubernamentales, Orozco en compañía de su madre y sus dos hermanos, tuvieron la oportunidad de disfrutar este espectacular evento.
‘El Freaky’ hizo su
aparición en el escenario para entretener al público samario mientras venia el
plato fuerte, sus ritmos aborígenes mezclados con electrónica hicieron del rato
una fiesta psicodélica al mejor estilo Bomba Estéreo.
La agrupación ‘La Original’
llega al escenario a eso de las nueve y veinte, de manera folclórica nos
recuerda nuestros orígenes en la cultura africana, con tambores e instrumentos
tradicionales.
Las luces se apagan y se
enciende un video-beam, una pequeña muestra audiovisual capta la atención del
público, los indios arhuacos son los protagonistas de esta corta historia de la
mano de Carlos Vives.
Un corazón gigante se
ilumina en la mitad del escenario, Vives hace su entrada triunfal, el público
se desespera, los gritos no cesaban, la euforia se hace presente, a medida que
se iban calmando entonaban la letra de -mil canciones- y se ponían en
disposición.
El tiempo se hacía infinito,
a medida que la noche avanzaba, las emociones parecían una montaña rusa, al
ritmo de la -tierra del olvido- los samarios dejaron de ser individuos, para
convertirse en un solo corazón latiendo por un mismo sentimiento, esa sensación
melancólica que trae pensar en Santa Marta, en la belleza de sus playa y el
entusiasmo de su gente. Características que solo Carlos Vives sabe imprimir
perfectamente en sus canciones.
La noche fue larga y
placentera, llena de risas, llanto y baile. Los samarios no se querían despedir
de Carlos Vives y toda su comitiva, entre esos Chocquibtown, quienes cantaron
junto al hijo dorado de Santa Marta –El mar de sus ojos-.
Finalizando la noche suena
el himno del Unión Magdalena, -Pitan,pitan-, puso a todos los asistentes a
brincar y cantar con una lagrima en el ojo. Los fuegos artificiales dieron por
clausurada la gira ‘Más corazón profundo’ y Vives se despidió con una sonrisa
en su rostro y una lagrima en su mejilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario