jueves, 27 de noviembre de 2014

García Luisa, Crónica de El Rodadero


Amor y respeto a la patria 

Por: Luisa García Silva


El día en que Luis Alfredo Santiesteban Pérez presenció su ceremonia de grado en la Escuela de Policía Rafael Reyes como patrullero, en la ciudad de Bogotá, fue para él encontrar una forma de ayudar a la comunidad, tener un contacto con ella y disfrutar de la gratificación que se siente al trabajar para un bien.  En compañía de sus padres, doña Carmen Pérez Arteaga y don Juan Santiesteban Rojas, y de sus compañeros, los cuales tenía su misma edad, 20 años, y una vida por delante para dedicarla al pueblo colombiano.

 

En un pequeño municipio llamado Güicán, en el departamento de Boyacá, característico por su turismo, su arquitectura colonial, por sus hermosos paisajes donde el verde esmeralda nos encandila la vista y su suave olor a hierva nos hace remontar a los tiempos de la abuela, nació este joven delgado, alto, pecoso y lleno de timidez.

 

Santiesteban creció en una finquita llamada ‘casaquemada’ y no tuvo la oportunidad de estudiar una carrera profesional por sus escasos recursos, como el colombiano promedio, pero ese mismo colombiano que se esfuerza para sacar adelante a su familia sin importar cuanto deba esforzarse.

 

Al ver las faltas de oportunidades, Luis Alfredo decide entrar a la policía, dejando a un lado, por un corto plazo, sus ganas de estudiar Psicología, pero en la escuela aprendió mucho más de lo que creía, conoció a entender a las personas y poder ir a fondo de los problemas de la sociedad, con el fin de conseguir la seguridad social.

 

Lleva dos años en Santa Marta, su riqueza natural y su turismo lo enamora, así mismo lo conquistó una hermosa samaria que desde el primer momento en que la vio robó su corazón. Esta misma mujer, que como bien él dice, es el amor de su vida con el que forma, día a día, una familia. Sin dejar a un lado su labor, Luis dice que Santa Marta es una ciudad mágica, la cual no se puede quedar en el olvido.

 

“Los momentos que nunca se olvidan son los que te marcan como persona, tanto para bien o para mal” así dice él, quien desde que salió de la Escuela de Policía ha aprendido en cada ciudad en la que ha estado, a laborar a favor de la ciudadanía. El arcoíris de culturas a los que ha tenido acceso, desde lo frío y conservador del interior, a lo caluroso y alegre de la Costa, le han dado a conocer la cara amable del país.

 

Pero bien dice que no todo es color de rosa, la muerte de su hermana lo marcó para siempre, pues para él media vida se murió al enterarse de su muerte, pues su hermana Ana Santiesteban Pérez, fue siempre la alegría de la casa y al abandonarlos, quedó un espacio vacío, pero agradece a la vida que le dio una gran hermana que nunca lo abandonó.

 

Día a día Luis Alfredo se levanta a las 5 a.m. se toma su café cargado, se despide de su esposa e hijo y emprende su camino para el trabajo, el cual es trabajar para el bien de la comunidad en el CAI de El Rodadero, ayudar al turista y mostrarle que cuentan con seguridad para poder disfrutar de las zonas turísticas de Santa Marta.

 

Es curioso como él llega a contagiarte de su alegría al recordar repetitivamente ese hermoso momento en el que con honores se graduó, ese mismo en donde su vida comenzó a renacer y su familia recobró la alegría que los caracterizaba.

 

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