Al borde de la muerte
Una mujer afectada por el
mal servicio que presta su entidad Coomeva.
Por Juditza Fuenmayor
El tráfico de influencia y
la disputa por la excelencia, pone entre la vida y la muerte, a aquellos
usuarios que sin razón alguna o aun así, sin saber lo que realmente pasa son
trasladados de un centro asistencial a otro, convirtiendo esto en un paseo de
la muerte.
Así mismo, fue el caso de
Malka Irina Monsalve Asencio, una joven de 28 años, con facciones de
santandereana, pero es samaria de color moreno, ojos cafés, alta, delgada,
cabello liso y negro. En estos momentos se encuentra trabajando como secretaria
del Batallón Córdova, es humilde y tiene dos hijos, uno de 5 años y el menor de
3.
Esta joven, fue víctima del
mal servicio que presta Colombia en la salud, se vio totalmente afectada por
esto, que sin darle soluciones le negaron el servicio en la Clínica el Prado,
solo por el hecho de que Coomeva, su entidad promotora de la salud, terminara
el convenio con dicha clínica.
Una tarde, a las cuatro de
la tarde, llegó esta mujer a la Clínica el Prado, con su hijo de tres años,
quien venía intoxicado con una crema llamada Desitin, que se utiliza como protectora
en la piel del bebé para calmar y aliviar el malestar provocado por la rozadura
de pañal.
Al llegar, llorando y
preocupada porque el niño se le estaba durmiendo y estaba quedando
inconsciente, sin saber qué hacer, el taxista se bajó a ayudarla a entrar a su
hijo, pero se encontró con la gran sorpresa que Coomeva ya no tenía convenio
con dicha clínica.
Ella solo pedía que le
atendieran a su hijo que realmente estaba pálido, sin conocimiento y realmente
grave. La contestación de la secretaria fue que no la podían atender que se
dirigiera a la Clínica de la Milagrosa.
Además, no les importó el
estado en el que niño se encontraba. Persona sin razonamiento, sin tener el
mayor esfuerzo de solo estabilizar al niño y luego trasladarlo a la Milagrosa.
Los derechos del ser humano, ese es el principal, darle un buen servicio médico.
Esta mujer, llorando les aclamaba
que lo atendieran, ella con su hijo entre brazos y la gente murmurando de la secretaria,
pero ni eso cambió su parecer. El taxista que la trajo del barrio Curinca, que
duraron casi una hora en el camino, ¿ahora cuanto durarían de ahí hasta la
Milagrosa? Esta mujer salió corriendo tratando de salvarle la vida a su hijo,
que jugando se comió la crema.
La pregunta es que uno se
debe hacer es ¿Hasta a un niño le niegan los servicios médicos, cuando ellos
son el futuro?, ¿Tanto importa más el dinero que la vida de la persona?, que
tal que este niño se hubiera muerto en ese instante.
Para todos nosotros es
importante saber lo que la carta constitucional dice sobre el derecho a la
Salud, el Artículo primero de Colombia es un Estado social de derecho,
organizado en forma de república unitaria, descentralizada, con autonomía en
sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada
en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las
personas que la integran y en la prevalencia del interés general.
Pero desde el 2001 fue
introducida la ley 715 con el objeto de descentralizar los recursos afectando
fundamentalmente a salud y educación, y dejando al albedrío de alcaldes y
gobernadores tales manejos, quienes han convertido en letra muerta la
participación de la comunidad en lo que se refiere a la organización de la
prestación de dichos servicios, contemplado en el artículo 48. Este manejo ha
sido grave generador de corrupción.
Este niño, que estuvo al
borde de la muerte, fue atendido finalmente en la Clínica de la Milagrosa,
donde lo atendieron de manera inmediata por las condiciones en que estaba el
niño.
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