jueves, 27 de noviembre de 2014

Fuenmayor Juditza, Crónica de El Rodadero


Vive en el pando

"Me siento orgulloso de mi oficio, gracias a eso estoy donde estoy", Francisco Cárdenas

Tienes seis hijos, los cuales son tres mujeres y tres hombres. Ellos son su inspiración para lograr lo que quiere en la vida.

Por: Juditza Fuenmayor

Un hombre trabajador, amoroso,  con ese radiante color de piel afrodescendiente, humilde, carismático, con  dientes de color de una perla, sus ojos cafés, que transmiten alegría y a la vez tristezas, que solo se dedica a darle amor a su familia.  

Cada cosa que hace es por amor, sus hijos son su mayor motor, esta persona es Francisco Cárdenas Correa de 63 años.  Desde hace 35 años se dedica a vender fritos en el CAI de El Rodadero, un lugar muy visitado por los turistas.

Además, se siente orgulloso del trabajo que tiene, desde las 6 de la mañana, hasta las 10 a.m., se dedica a este oficio y les entrega su amor. Francisco es cartagenero y extraña su cuidad, pero dejó muy claro porqué está en Santa Marta: “Me siento feliz en Santa Mara, Cartagena es mí cuidad, pero Santa Marta me vio crecer y mis hijos son de aquí", afirmó.

Sus fritos son muy conocidos, todos llegan preguntando por "Francis", como muchos amigos le dicen. Sus compañeros lo definen como una persona muy guerrera, porque ha pasado por muchas adversidades pero siempre está con una sonrisa independientemente de cómo esté su ánimo.

De igual forma, su manera de pensar de la vida, es que “uno mismo se impone su futuro, pero uno debe ser pasivo y alegre, que la vida solo se hizo para disfrutarla y no amargarse, así sea que estén pasando por muchas necesidades”.

Desde hace 40 años vive en Santa Marta, tienes seis hijos, los cuales ya formaron todos su familia. En momentos se siente triste porque tiene 12 nietos del cual solo 6 lo van a visitar, "Muy raramente veo a mis nietos y creo que lo que más feliz pone a un abuelo es ver a sus nietos", dijo con mucho sentimiento.

Cuando finaliza de vender fritos, se dirige hacia su casa para estar un rato con su esposa y, luego, en las tardes se dedica a arreglar patios, siempre ha tenido la perspectiva que un hombre siempre debe trabajar y hacer algo, por eso trabaja de lunes a domingo sin parar. Solo cuando quiere, se da su descanso, del resto se dedica a esto.

Cecilia es la que le ayuda con los fritos, esta mujer fue la que le tendió la mano cuando llegó a la Cuidad, ella tiene una microempresa y es la que hace los fritos y se los da para que él para que los venda y así pueda ayudar a su familia.

Tiene muchos propósitos en su vida, como estudiar, que por algunas situaciones no logró hacerlo, pero de igual forma, hizo lo posible porque sus hijos tuvieran estudios y fueran lo que hoy en día son: personas estudiadas.

Millones de lágrimas han pasado por el rostro de Francisco, pero él prefiere no hablar de sus tristezas si no de sus alegrías, “que son los momentos que uno como persona viva y pueda disfrutar de lo que uno tenga o quiera lograr para el resto de su vida”.

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