jueves, 27 de noviembre de 2014

Avendaño Erick, Crónica sobre un personaje


En el vallenato “el niño del acordeón”

Por: Erick Avendaño

Henky Durán Parra, de 26 años de edad de la ciudad de Santa Marta. Su madre, mujer nacida en Bolívar y su padre bumangués.

De pequeño brotó, de un momento a otro, gusto por la música vallenata. Con tan solo cuatro años de edad realizó con un trozo de cartón y crayolas, pintó botones y rayas tomando forma de acordeón, los sonidos lo hacía con la boca imitando cada uno de sus tonos.

 
Desde entonces, Henky se enamoró totalmente de ese instrumento de viento, el cual encanta a la gente al momento de presionar un conjunto de teclas interpretando alguna canción.

 

Su trayectoria como intérprete del acordeón comienza cuando su mamá, de origen bolivarense, lo llama para que tocara con un conjunto típico en una parranda en el patio de su casa en donde asistían todos sus familiares.

 

La familia de este acordeonero queda encantada porque él de todos sus miembros era el único capaz de tocar ese instrumento, desde allí comienza el apoyo familiar para que Henky sacara adelante sus gustos por ese arte.

 

Desde allí, Henky viendo su talento quiso llevarlo más allá y entrar en competencias. Su primera competencia fue el festival Francisco El Hombre en donde queda de cuarto puesto, después se presentó en el famoso Festival de Villanueva – Guajira y se posicionó en el segundo puesto.

 

Enfurecido por sus puestos en esos festivales no se da por vencido y se preparó para el festival de festivales: el Festival Vallenato en la capital del vallenato Valledupar – Cesar, en donde se reúnen los mejores acordeoneros para ver quién es el mejor de todos, desde el más pequeño en la categoría infantil hasta la categoría profesional.

 

Henky se presentó en la categoría de acordeonero profesional interpretando los cuatro aires del vallenato que son paseo, merengue, puya y son. Él pasó a estar entre los 10 primeros puestos, pero el puntaje que sacó en esa ronda no fue lo suficiente para continuar. Enojado por lo sucedido, llegó a la conclusión que el Festival Vallenato era una completa farsa, puesto que los que ganaban sobornaban a los jueces y esto dañaba el folclor vallenato en Colombia.

 

Después de su paso por el festival en Valledupar se dedicó a reunir músicos para organizar un conjunto vallenato para poder ganar su sustento y para mantener a sus cuatro hijos, pero esto no es suficiente para la manutención y se dedicó a estudiar Contaduría Pública en la Universidad Cooperativa de Colombia, en Santa Marta.

 

Hoy en día Henky Durán es conocido como el niño del acordeón, tiene trabajo fijo como contador en Fenoco y se complementa haciendo lo que ama y explotando el don que Dios le dio.

 

 

 

 

 

 

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