lunes, 24 de noviembre de 2014

Ramos Yelmis, Crónica sobre un deportista




“Soñar está permitido”   Guillermo 

Su pasión es el fisicoculturismo

La interesante vida de un hombre que aprendió a admirar su propio cuerpo y que hoy en día vive gracias a este deporte.

Por: Yelmis Ramos

En la calle 22 N° 19B-12 se encuentra Guillermo Hurtado López  haciendo lo que más le gusta, ser un disciplinado físico culturista. Es un hombre de estatura baja, con una dentadura brillante, de piel morena y con tan solo 35 años de edad.  Sueña con viajar por todas partes del mundo y hacer lo que le apasiona competir y trabajarle a las maquinas todos los días con dedicación.

Desde niño se apasionó por el deporte, pero desde los 22 años empezó su carrera profesional en el gimnasio Caribe Sport siendo entrenador hasta el día de hoy. Otros de los deportes que realizó durante este tiempo fue el fútbol, el patinaje extremo y peleador de artes marciales pero, en el que más se inclinó fue en el fisicoculturismo.

A pesar de no tener fama, sueña con tener la misma musculatura del segundo mejor fisicoculturista del mundo Ronal Dean Coleman y llegar hacer como este ganador. Pero en el transcurrir de su vida ha logrado comenzar hacer realidad esos sueños de haber sido premiado como campeón en Valledupar, campeón  departamental del Quindío en Armenia, campeón departamental del Valle en Tuluá, subcampeón del músculo en Cali, campeón nacional, subcampeón en el primer gran prinx en Medellín en los años 2004, 2005, 2008, y 2010.

Con todas estas experiencias y su mayor disciplina, el gran Guille desde años atrás hasta hoy,  ha logrado tener más volumen muscular, lo que quiere decir que le falta poco para estar como su fans número uno “Ronal”. Este culturista nunca se queda quieto y en estos meses ha estado entrenando fuerte más su musculatura porque llego uno más de sus importantes metas de competir en la copa confederaciones en un torneo internacional en Bogotá.

 “Mi más grande reto es ganar y soñar con traerme esos premios que son dedicados a mi madre con orgullo”, expresa Guillermo.

Hasta el momento la conversación es como esa emoción que nunca se apaga cuando admiras a un personaje fisicoculturista  y persigues tus sueños sin  descansar hasta el final, pero  en instantes después de haber compartido todas esas experiencias vividas y que aún le faltan por vivir, dice con mucho sentimiento mi madre desde niño siempre me apoyo en el deporte a lo contrario de mi padre.

 Comienza un suspenso y el ambiente se pone tenso y expresa; “nunca viví con él, no me apoyo y hoy en día a pesar de su muerte no quiero hablar de él”

Luego de pasar unos minutos incomodos, cuenta la anécdota de sus compañeros de trabajo en el gimnasio y expresa con una sonrisa que cada vez que está con ellos se la goza y un sábado se colocaron a competir haciendo la máquina de brazos hasta que se cansaran, pero al final el ganador fue él y al terminar estiro los brazos sin darse cuenta que estaba un amigo detrás y lo golpeo tan fuerte que le partió el labio.

Guillermo vive de su cuerpo y le gusta este deporte porque  el trabajo del cuerpo es como el  poder de tornearlo a su antojo, algo que no puede hacer cualquier persona y eso lo hace muy diferente a los demás deportes.

En este momento lo único que quiere es seguir trabajándole a su cuerpo, soñar con ganar el torneo internacional y no solo eso sino compartir cada triunfo junto a su madre.

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