Por: Yelmis Ramos
En un atardecer del 20 de agosto de 2014 a eso de las 4:45 de la tarde, en las calles el
rodadero permanecen diariamente dos hombres
trabajadores, ambos de la ciudad de Santa marta, Julio cesar de 50 años
apodado como el Chiqui, de estatura baja, y piel morena, por otro lado el
sonriente Adolfo rodríguez de 27 años que es conocido como Fito, de estatura
media, piel blanca y musculoso.
Dos personas que han luchado
tres años por hacer crecer más su
negocio, en donde hay tanta competencia, pero a pesar de esto Adolfo da un
suspiro y expresa con sentimientos, que en esta vida nada termina sino se hace
un máximo esfuerzo por conseguir lo que
soñamos y por qué lo hacemos. En este
caso, sus ganas de trabajar día a día son para ayudar a su madre.
En un momento tan agradable
y lleno de entusiasmo comienzan la tarde con ambiente encienden el equipo con canciones
reguetoneras cantan, mientras organizan todo para preparar sus comidas rápidas, que son la hamburguesa, el perro y la
salchipapa, una de las más preferidas
por sus clientes.
Por lo regular, los días en
que más hay movimientos son los
viernes, sábados y domingos. En donde estos dos caballeros se la
ingenian porque todas sus comidas tengas un sabor único, aplicando nuevas
recetas y eso haga marcar la diferencia
de su negocio.
De pronto se siente un
silencio donde el tema se cambia y se vuelve más interesante la vida del
Chiqui, donde asegura un momento nunca olvidado en años anteriores y Fito con
una mirada de desilusión expresa una anécdota vivida.
En todos los años
transcurridos por el Chiqui, cuenta con una voz quebrada que el último día más
feliz de su vida fue un viaje a Barranquilla
junto a su esposa y sus tres hijos, dado que se separaron hace 6 años y en
el día de hoy trabaja para ayudar a sus hijos con lo que se gana en el trabajo.
Fito asegura que hay que
aprender a conocer bien a las mujeres antes de empelicularse y su anécdota
empieza cuando él tuvo una relación con una joven de 23 años, y él llega va a buscarla en una moto, la cual es
prestada por un amigo.
Al día siguiente llega caminando a la casa de su novia, ella le pregunta que pasó con tu
transporte y el responde
sinceramente no tengo nada, pero
si tengo algo más importante que lo
material y es mi corazón. Ella reacciona de manera
sorprendida, donde todo lo que vio al principio no era real. El ambiente cambia
en ese momento y Fito saca sus propias
conclusiones.
El afirma con toda seguridad, “No era la mujer
que estaba dentro de mis sueños”.
Después de estas dos experiencias Julio y Adolfo se miran el uno al
otro, se dan un abrazo y uno de ellos se ríe a carcajadas y expresa !la vida es
hermosa!, solo tienes que saber vivir tu propio mundo.
La vida es como un libro,
donde pasas una hoja y empieza una nueva página, en donde solo quedan recuerdos
en tu mente. Esto le sucedió a cada uno de ellos, donde en este momento están
en un nuevo capítulo y es seguir
construyendo lo que un día empezaron,
hacer crecer su negocio de comidas rápidas.
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